sábado, 30 de mayo de 2015

MENTIROSO COMPULSIVO




Cuando era niño creia siempre en cosas que me contaba mi padre a piés juntillas,me las creia todas y cada una de ellas,como si de un cuento se tratasen,eran historias que a él le habian ocurrido y las contaba tan bién y las decia con tanta verdad y tan seguro de ello,que era imposible pensar que todo era un rollo inventado con el que de alguna manera disfrutaba contando una tras otra y patraña tras patraña,esos rollos a nosotros,a sus hijos.






Luego y después de los años,empezó una nueva época para todos,los niños ya no fueron tan niños y esas historias fueron desgranandose poco a poco y año tras año en nuestras mentes,que pasaron a ser de esos libros que lees de pequeño y ya no puedes olvidar,sucede que ya empezamos a darnos cuenta que mi padre era un mentiroso compulsivo,pero venia el gran dilema ¿quien lo desafiaba a decirle que cada vez que nos contaba sus historias nos estaba mintiendo descabelladamente en nuestras caras sin jugarte el físico?







Aguantabamos el tirón y nos reiamos de cada historia como si fuese la primera vez que nos la hubiera contado,era algo maravilloso pero al mismo tiempo algo que a mi en particular empezaba a cansarme de alguna manera,me sentia engañado a mis ya casi 14 años,no es que yo fuese muy avispado por aquellos tiempos,pero ya empezaba a darme cuanta de lo que se cocia en todo esto y empecé a aburrirme de sus historias,antes era yo mismo quién le pedia que me las contara y sucedió algo que era de esperar,ya pasaba algo en el seno o en torno a mi familia y el buén hombre soltaba un macutazo tras otro,que yo empecé a decirle,mejor me reia mirandolo y era él mismo quien me preguntaba ¿que pasa Manolito que es mentira? y yo le respondia,no papá,yo no digo que sea mentira,yo digo que yo no me lo creo,a lo que mi padre se echaba a reir y mirandome con cara algo contrariada me respondia ¡vaya tela el niño!





Fué entonces cuando me di cuenta que ya yo no era tan niño y él creo que también se dió cuenta que ya a mi al menos no podia contarme esas historias como me las venia contando en mis anteriores años,se rompió entonces esa mágia que hay entre un  padre y un hijo,sucede que poco a poco él fué perdiendo su confianza en él mismo,nunca me dijo la verdad de todo y nos perdimos muchas cosas por eso,nos perdimos casi media vida de él y una gran parte de la mia.





Luego me hice definitivamente un hombre y formé mi propia familia,desde el minuto cero me prometí no mentirle a mis hijos nunca,tengo actualmente tres hijas y jamás de los jamases le he mentido a ninguna de las tres,si acaso en aquella noche de reyes que ví la inocencia en sus caras y le puse dos carros con sus respectivos muñecos en la casipuerta de casa,ellas buscaban y buscaban sus regalos por todos los sitios y nada,no daban con ellos,yo les decia,subid a la azotea a ver si os lo han dejado allí,sabiendo de sobras que allí solo habia los cordeles y los alfileres de colgar la ropa,que donde estaban las sorpresas eran en la casipuerta de mi casa tras el portón de critasles,ya las pobres aburridas desistieron y me dijeron,papá no nos han dejado nada,a lo que yo les pregunté ¿vosotras os habeis portado bien? claro que si papá,hemos sido buenas y los reyes no nos han dejado nada.






Fuén entonces cuando me salió esa mentira piadosa y las dije,mirad a ver si os lo han dejado en casa de Manolita la vecina,Manolita era donde mas tiempo pasaban las dos y accedieron a salir a ver si los reyes habian dejado allí algo para ellas,fué entonces cuando recibimos su madre y yo el mayor regalo del mundo que la vida pueda darle a unos padres,abrieron el portón de cristales para salir y ¡bingooooo! alli aparecieron dos carritos con un muñeco cada uno,uno era mas grande que el otro,Maria era y es mayor que Ana cuatro años y cada una se fué para su carro,sabian que el grande era de Maria y el pequeño de Ana.






¡mira papá,mamá! no podré olvidar esas dos caritas mientras viva! volveria a mentirles en eso un ciento de millones de veces,cuando ya tuvieron uso de razón aún cuentan aquello como algo maravilloso y yo me caigo de satisfacción al escucharlas orgullosas contarlo,pasó el tiempo y tuvo que ser a mis 41 años,vaya paradoja,14 al revés,cuando volví a recuperar a mi padre,mejor dicho,recuperé y empecé a conocer a Antonio y él a mi,fué solo un año,suficiente para confesarle,confesarnos tantas cosas,que tras aquellas miradas de mis dos hijas fué otro regalo divino aquel último año en su compañia.







Hoy he entendido que mi padre,analfabeto de no saber leer y a penas escribir,me contaba antes de dormir,cuentos e historias bellisimas,no olvidaré jamás aquel toro llamado Tabito,o aquel muñeco llamadoToribio,o las bellas historias del sangre y el tripón,o aquellas bellas historias de la chabola y esa cantidad de personajes que en ellas participaban,mi padre no era de letras,tampoco de números,pero contaba cuentos bellisimos con los que yo fuí creciendo y a dia de hoy solo puedo decirle desde aqui ¡Te quiero mentiroso! 









Ya tuve oportunidad de decirselo antes de partir y puedo juraros que es lo mas grande que un padre puede oir de su hijo y un hijo de su padre,yo a mis hijas les digo,nos decimos te quiero como algo rutinario y normal,no en plan empalagoso,nos lo decimos cuando toca de decirnoslo y el cielo y el final de la vida pueden esperar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario